En mi último post hablaba de ese
gran filtro que pongo entre mis pensamientos y lo que digo, no quería sonar
como si llevara una doble personalidad o que lo sigo no es confiable, lo que quería
poner sobre la mesa es que en una sociedad de doble moral, las cosas que se
dicen toman el valor de “aceptables” dependiendo de quien las diga, un ejemplo
muy sencillo de ello, es la palabra “NEGRO”, si dos o más personas de piel
morena se dicen entre si la palabra “negro” es aceptable, si no eres de piel
morena y llamas a alguien que si lo es “negro” no es aceptable, es la misma
palabra, con el mismo significado, que cambia? Quien lo dice; ¡Y así hay sin
números de casos, entonces cuando una persona como yo que siente la necesidad de
decir y hacer lo que se me dé la gana sin importar lo que los demás piensen o
como la gente reaccione, lo hace, es marcada y puesta fuera de los márgenes de
lo que es “socialmente aceptable” y esto afecta las relaciones entre amigos, tu
trabajo, tu familia… todo! Es ahí cuando construyes ese filtro y es un filtro
que todo el mundo usa, a unos les cuesta más que otros y lo hacemos porque no
queremos ofender con lo que decimos o porque nos importa demasiado lo que
piensen de nosotros o porque queremos dar una buena impresión diciendo o haciendo
lo que otros encontraran “aceptables”.
prueba 6
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